La extrema derecha está dejando de raparse la cabeza y cada vez emplea menos el saludo romano; ahora se pone traje y Corbata, y, junto al emoji de carita sonriente y el de la taza de café, continúa la cadena de fake news y comparte los titulares con mayor clickbait que le han llegado a través de sus redes sociales para dar los buenos días. Aunque aquella resulta clara y llanamente amenazadora, la nueva versión encierra peligros que pasan fácilmente inadvertidos.Steven Forti, en su Extrema derecha 2.0, señala que, alejada de los fascismos que asolaron Europa y desde el estilo populista que permea nuestro presente, la nueva extrema derecha está alcanzando una dimensión de fenómeno global. Disfrazada de democrática, la extrema derecha no solo ha entrado en las instituciones y comienza a tener un mayor peso, sino que pulula por internet y gangrena las redes sociales –normalizando así su discurso e ideología– para corroer la democracia desde dentro.