Raine Covington había encontrado al amante perfecto... en Internet. Cuando las seductoras palabras de Jack aparecían en la pantalla, ella se derretía y las imágenes que él describía llenaban sus fantasías sexuales. Jack estaba preparado para dar el siguiente paso... conocerse personalmente. Él quería que aquella relación virtual se hiciera realidad. Quería pasar la noche entera haciéndole el amor a la mujer que había conquistado su corazón. Pero, nada más verse, ambos iban a quedarse boquiabiertos...