9,99 €
inkl. MwSt.
Sofort per Download lieferbar
  • Format: ePub

Feria es una oda salvaje a una España que ya no existe, que ya no es. La que cabía en la foto que llevaba su abuelo en la cartera con un gitano a un lado y al otro un Guardia Civil. Un relato deslenguado y directo de un tiempo no tan lejano en el que importaba más que los niños disfrutaran tirando petardos que el susto que se llevasen los perros. También es una advertencia de que la infancia rural, además de respirar aire puro, es conocer la ubicación del puticlub y reírse con el tonto del pueblo. Un repaso a las grietas de la modernidad en los ojos de quien no se traga el cuento de la…mehr

Produktbeschreibung
Feria es una oda salvaje a una España que ya no existe, que ya no es. La que cabía en la foto que llevaba su abuelo en la cartera con un gitano a un lado y al otro un Guardia Civil. Un relato deslenguado y directo de un tiempo no tan lejano en el que importaba más que los niños disfrutaran tirando petardos que el susto que se llevasen los perros. También es una advertencia de que la infancia rural, además de respirar aire puro, es conocer la ubicación del puticlub y reírse con el tonto del pueblo. Un repaso a las grietas de la modernidad en los ojos de quien no se traga el cuento de la lumpen-burguesía adorando a Camela y el reguetón, y poniéndose uñas encima de uñas. Pero, sobre todo, Feria es una invitación a volver a mirar lo sagrado del mundo: la tradición, la estirpe, el habla, el territorio. Y a no olvidar que lo único que nos sostiene es, al fin, la memoria. Eva Serrano- Editora
Autorenporträt
Ana Iris creció escuchando a sus abuelos el relato de dos mundos que se desvanecen. Unos, feriantes, quejándose de que cada vez tenían más trampas y menos perras, porque a medida que la vida se convertía en una feria —la de las vanidades—, la auténtica feria dejaba de tener sentido. El gran mercado del mundo devoraba el pequeño mundo del feriante. Los otros abuelo, campesinos, le transmitieron el arraigo mágico de la tierra. Y fue ese abuelo el que la llevó un día a un almendro y le dijo que lo había plantado él, así que pa ella era su sombra.