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Granjeros ebrios. Majorettes viciosas y toxicómanas. Negros silenciosos con instintos homicidas. Un exjugador de fútbol americano que podría haber llegado a lo más alto. Un parque de caravanas. Un sheriff con una pata de palo, souvenir de su paso por Vietnam, que utiliza la cárcel de picadero. Un ayudante del sheriff que no da abasto. Una navaja. Peleas ilegales de perros. El entrenador Tump y sus muchachos. Una chica pegada al televisor. Mucho moonshine, mucha cerveza y alguna que otra botella robada de whisky del bueno. Un predicador de serpientes. James Brown en la gramola. Canciones de…mehr

Produktbeschreibung
Granjeros ebrios. Majorettes viciosas y toxicómanas. Negros silenciosos con instintos homicidas. Un exjugador de fútbol americano que podría haber llegado a lo más alto. Un parque de caravanas. Un sheriff con una pata de palo, souvenir de su paso por Vietnam, que utiliza la cárcel de picadero. Un ayudante del sheriff que no da abasto. Una navaja. Peleas ilegales de perros. El entrenador Tump y sus muchachos. Una chica pegada al televisor. Mucho moonshine, mucha cerveza y alguna que otra botella robada de whisky del bueno. Un predicador de serpientes. James Brown en la gramola. Canciones de Merle Haggard. Un abogado que solo puede follar pensando en Treblinka. Bebés llorones. Una estudiante de filosofía que lee novelas de ciencia ficción (y que forzosamente ha de ser idiota). Un montón de melenudos. Viajantes de comercio. Gente procedente de todo el país (el año pasado se presentaron dos de Canadá y cinco de Texas). El certamen de Miss Crótalo. Y un montón de serpientes. Serpientes por todas partes. Consoladores con forma de serpiente, preservativos con forma de serpiente, ropa interior con estampado de serpiente, cazadores de serpientes y serpientes a la sartén con salsa picante de Louisiana… ¡Bienvenido al rodeo anual de serpientes de cascabel de Mystic, Georgia! «Absolutamente espectacular.» Jonathan Yardley, The Miami Herald «Harry Crews posee un talento único. Festín de serpientes se me ha quedado grabada en la mente. Empieza donde lo dejó James Dickey.» Norman Mailer «En Festín de serpientes, Harry Crews se ha sacado de la manga otra excelente y extraordinaria novela, con una magia genuina e inimitable. Ignoro de dónde procede la magia de su narrativa, pero sin duda está ahí y es rara, divertida y descarnadamente potente. Nunca he comenzado una novela suya que no haya querido acabarme del tirón, y Festín de serpientes se encuentra entre las mejores.» Joseph Heller «Crews posee un estilo frío, mordaz, casi espeluznante, engañosamente simple y fluido, aparte de un sentido del humor maravillosamente irónico. No hay ningún adjetivo en el diccionario de sinónimos que haga justicia a la naturaleza deslumbrantemente bizarra de las creaciones de Crews.» Kenneth Turan, The Washington Post Book World «Harry Crews es el escritor más perversamente divertido que existe, o quizá el escritor más divertidamente perverso. El caso es que Festín de serpientes es Crews en todo su esplendor, y en ella el surrealismo de su inclemente mundo alcanza la perfección. Festín de serpientes me ha hecho ver que hay algo muy profundo emergiendo de la obra de Crews: una suerte de tristeza radical. Sus personajes enloquecen de aflicción por las cosas que ven y hacen. Esta nueva novela versa sobre el pecado mortal y la desesperación. Su protagonista, Joe Lon Mackey, sabe que vive en un mundo en el que las cosas no van a ir a mejor. Pero es lo bastante honesto para negarse a vivir bajo la simulación de que podrían llegar a hacerlo, y lo bastante valiente (y loco) para emprender la acción que marque la diferencia. En todo lo que Crews ha escrito hasta ahora, uno se ríe y se espanta; pero con Festín de serpientes uno también se duele.» Douglas Day «Festín de serpientes es una novela breve pero rotunda y deslumbrante; he de decir que en un par de ocasiones me ha dejado sin aliento.» San Francisco Chronicle
Autorenporträt
«Nací el 7 de junio de 1935 al final de un camino de tierra en el condado de Bacon, Georgia. Un camino muy largo. Mi padre murió cuando yo era un bebé y mi madre, sin otra cosa que simple coraje, tras toda una vida de desesperación y falta de alternativas, nos crió a mí y a mi hermano. Asistí a la Universidad de Florida. Tras dos años ahogándome entre la Verdad y la Belleza, dejé la Universidad por una moto Triumph. Me dirigí al oeste una clara mañana de primavera con siete dólares y cincuenta y cinco centavos en el bolsillo. Estuve en la cárcel de Glenrock, Wyoming; un indio blackfoot al que le faltaba una pierna me dio una paliza en una reserva de Montana; fregué platos en Reno; recolecté tomates en las afueras de San Francisco; un hombre que se creía Cristo me expulsó el demonio que llevaba dentro en Colorado Springs y en Chihuahua me hice amigo de un piloto obsesionado con las alforjas de motos… Volví cojeando a la Universidad de Florida, purificado y santificado, dispuesto a absorber todo lo que quedara de Verdad y Belleza. Y así están las cosas. Actualmente doy clases de inglés en Fort Lauderdale, Florida. Estoy casado con una chica muy guapa que sabe escribir a máquina. Hemos tenido dos hijos. El mayor se ahogó en 1964. El otro tiene cuatro años.» Desde entonces Harry Crews bebió mucho, se drogó bastante y publicó más de veinte libros. Murió el 28 de marzo de 2012, a los 76 años, por complicaciones de una neuropatía. En su última entrevista puso las cartas sobre la mesa: «Mira, si tu intención es escribir sobre la dulzura, la luz y toda esa mierda, consíguete un trabajo en Hallmark».