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Todos tenemos referencias cercanas de personas con alguna dependencia y conocemos lo que significa el padecimiento de una adicción: al alcohol, a las drogas, al tabaco, al sexo, al juego, a los dispositivos electrónicos… Cada vez dependemos de más factores externos ajenos a nosotros que crean dependencia y, como consecuencia, nos complican la existencia. Nos encadenan a ellos y nos impiden vivir y actuar con libertad, aislándonos de nuestros familiares y amigos e incluso de nosotros mismos, abocándonos más tarde o más temprano a la más amarga soledad. ¿Qué ocurre cuando lo que provoca la…mehr

Produktbeschreibung
Todos tenemos referencias cercanas de personas con alguna dependencia y conocemos lo que significa el padecimiento de una adicción: al alcohol, a las drogas, al tabaco, al sexo, al juego, a los dispositivos electrónicos… Cada vez dependemos de más factores externos ajenos a nosotros que crean dependencia y, como consecuencia, nos complican la existencia. Nos encadenan a ellos y nos impiden vivir y actuar con libertad, aislándonos de nuestros familiares y amigos e incluso de nosotros mismos, abocándonos más tarde o más temprano a la más amarga soledad. ¿Qué ocurre cuando lo que provoca la dependencia no es externo, sino interno, que procede del mundo de nuestras emociones y sentimientos? Afortunadamente, desde hace tiempo vamos conociendo a través de la psicología qué es la dependencia emocional, íntimamente ligada a la falta de autoestima; qué nos hace dependientes y adictos a los demás, cuáles son los síntomas, cómo prevenirla y cómo paliar los daños una vez hemos sido víctimas de ella. Esta «droga emocional» no siempre cuesta dinero obtenerla, pero puede llegar a «matar» igualmente. Es difícil reconocer la adicción porque acostumbra a venir camuflada detrás del amor y me atrevo a decir que es un invisible boicot que frena nuestros logros en la lucha feminista por la igualdad de derechos. Puede hacer de nosotros una marioneta en poder de manos ajenas, dejando nuestra vida reducida a vivir «dos horas en el cielo y dos meses en el infierno», según refiere la protagonista de esta historia. Con este relato, bajo el prisma de su experiencia personal, la autora nos narra de forma descarnada, sin pudor y a corazón abierto, cómo ha sobrevivido en ese submundo de sentimientos tóxicos, qué ha sido capaz de hacer y hasta dónde ha podido llegar para conseguir cada dosis de esta adictiva droga.
Autorenporträt
Pepa L. Casanova nació en Cádiz en la década de los gloriosos sesenta. Su infancia transcurrió en un colegio de monjas donde le inculcaron, además de los valores y principios de aquella época, el amor por la música y el placer de sentir el trabajo bien hecho. De adolescente y por necesidades económicas hubo de incorporarse al mercado laboral, con lo que no pudo hacerse de un amplio currículum académico, graduándose, no obstante, en la rama de Administrativo de la Formación Profesional de entonces, titulación que le sirvió para trabajar, desde hace casi treinta años, como administrativa en un organismo público de la Junta de Andalucía. Su tiempo de ocio lo dedica a sus pasiones: escribir (desde hace año y medio disfruta aprendiendo con la escritura creativa y el fascinante mundo que la rodea en la escuela Metáfora), leer y «vivir» la vida de otros en un escenario. Forma parte de la compañía Teatro Mijas, con la que ha representado obras de diferentes autores (según define la autora, rodando por los pueblos como los antiguos y queridos cómicos). De su primer libro, un hijo que llegó hace cinco años (2015) y casi de carambola, guarda un recuerdo muy especial. Se trata de Mi realidad virtual, de E. Azimut. Este libro sería su segundo hijo, muy deseado y parido sin epidural, pues, aunque doliera, no quería perderse ni un detalle del alumbramiento. Está escrito por momentos con la cabeza, a ratos con el corazón y en general con las entrañas.