La Segunda Epístola de Pedro 3:8 dice: "Pero, amados, no olviden esto: que para el Señor un día es como mil años, y mil años como un día" (RVA). Ya sea que el marco temporal sea exacto o no, este pasaje sugiere que para Dios un día es muy diferente de como es para nosotros, Su creación. Me cuesta comprender cómo un día es como mil años y mil años son como un día, pero así es como le parece a Dios.
El Todopoderoso está fuera del tiempo. Creó el tiempo y opera dentro de él cuando quiere. Dios puede entrar y salir del tiempo según lo desee. Wayne Grudem afirma con razón: "Es evidente a lo largo de las Escrituras que Dios actúa dentro del tiempo y actúa de manera diferente en diferentes puntos en el tiempo"1.
Génesis 1:26 nos dice que el hombre fue creado a imagen y semejanza de Dios. A pesar de haber sido creada a imagen de Dios, la humanidad estaba predestinada a pasar una cantidad limitada de tiempo en la tierra, como aprendemos de Génesis 6:3: Entonces el SEÑOR dijo: "No contenderá para siempre mi espíritu con el hombre, por cuanto él es carne, y su vida será de ciento veinte años" (RVA). Según esta escritura, Dios limita la vida de los hombres a menos de 120 años debido a la presencia del pecado en el mundo. Pasamos mucho de este tiempo esperando que Dios actúe.
Dios Todopoderoso usa el tiempo de diferentes maneras. A veces lo usa para disciplinar a Sus hijos. Como hizo con los israelitas en muchas ocasiones, Dios nos pondrá en situaciones de "tiempo fuera" para disciplinarnos, retrasarnos y para hacer ajustes en nuestras vidas.
Dios también usa el tiempo para mostrar Su gran poder. Por ejemplo, en tiempos difíciles experimentamos la gracia y la misericordia de Dios, recordándonos que los problemas no duran para siempre. Los tiempos de dificultad pueden enseñarnos acerca de la soberanía de Dios. Ya sea para nuestro bien o para la gloria máxima de Dios, el tiempo es una herramienta en la mano de Dios.
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