Si hiciésemos una encuesta para saber cuántos pintores conocemos, la mayoría consultada mencionaría a Goya, Velázquez o Van Gogh, pero con seguridad no se hallaría a ninguna mujer en esta lista. Como si no hubiesen existido, pero no es verdad, existieron muchas y excelentes pintoras. ¿Por qué no las conocemos? Porque a lo largo de los siglos han estado escondidas en conventos en el Medievo o dedicándose a labores domésticas en el Renacimiento o el Barroco. Durante el siglo XIX las impidieron formarse porque pintar no era de "señoritas bien" y cuando se crearon las grandes pinacotecas europeas se siguió la norma patriarcal y las pintoras fueron relegadas. Aún hoy nos parece normal que en pleno siglo XXI, el Museo del Prado solo tenga a trece mujeres expuestas en su colección permanente. Es hora de sacar del olvido a estas pintoras, mujeres artistas con coraje, y este libro lo hace.