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Divagando en la realidad, me pierdo y me encuentro en un fluir de ir y venir de emociones, creencias, fronteras y necesidad de compartir el amor. Muchas veces realizamos aprendizajes en los que nos sentimos expertas, considerando que ya hemos acabado con una lección más de nuestro camino y sintiéndonos profesionales en determinados ámbitos, situaciones o gestiones. ¡Qué ilusa es la esencia humana sintiéndose experta! En este caminar, en el que cada día es uno nuevo, nos encontramos con las mismas piedras que ayer sentimos superar, mas siento que la clave del ejercicio está en encontrar esas…mehr

Produktbeschreibung
Divagando en la realidad, me pierdo y me encuentro en un fluir de ir y venir de emociones, creencias, fronteras y necesidad de compartir el amor. Muchas veces realizamos aprendizajes en los que nos sentimos expertas, considerando que ya hemos acabado con una lección más de nuestro camino y sintiéndonos profesionales en determinados ámbitos, situaciones o gestiones. ¡Qué ilusa es la esencia humana sintiéndose experta! En este caminar, en el que cada día es uno nuevo, nos encontramos con las mismas piedras que ayer sentimos superar, mas siento que la clave del ejercicio está en encontrar esas afirmaciones que nos devuelven donde nos sentimos cómodas, seguras con nuestro vivir y nuestro sentir. Esas afirmaciones que nos brindan herramientas para no perder la cabeza.
Autorenporträt
Carla Bautista Fernández (1998). Desde bien pequeña ha tenido una gran sensibilidad, empatía y creatividad, características reconocidas y atribuidas a las personas altamente sensibles, que tienden a ver la belleza en cada una de las dimensiones de la realidad de su caminar. Siempre le ha fascinado encontrar herramientas para pasar por las palabras todas esas emociones que nacen desde dentro, desordenadas, y que todos necesitamos transmutar para desenredar y evolucionar, acogiéndolas y transformándolas en unos nuevos procesos. Ha participado y ha ganado certámenes literarios, además de haber adquirido el hábito de llevar consigo una libreta con la que ayudarse a proyectar y ordenar. Siempre le han fascinado la literatura y la poesía. Cuando leyó a Gioconda Belli empezó a reconocer la belleza y el amor que pueden transmitir la narrativa y la poesía, a través de la sutileza desarrollada para hablar de nuestro entorno. Comenzó a escribir a los 16 años, después de tres libretas rebosantes de poemas que guardaba para sí. Luchando contra el síndrome de la impostora, se decidió a compartir su obra y dio el salto al vacío, lanzando su primer poemario, en el que se comparte al desnudo, por medio de todos los frutos que vienen generando su caminar.