“La vieja y oscura casa estaba impregnada de un sinfín de simpatías innombrables, excitantes, al salir de la iglesia se cruzaban miradas delatoras, en el borde de la pila de agua bendita las manos temblorosas se tocaban a hurtadillas, con la ligereza del éter, cargadas de emociones inolvidables, y un encuentro casual en el pasillo, un saludo, una palabra susurrada tenía efectos para toda la vida…” Hormiguero es uno de los textos más hermosos y precisos que describen la vida interior de un convento y sus particulares laberintos de pasiones, rencillas, y luchas de poder. Además es posible vislumbrar en ella el mosaico de intereses, lenguas, etnias y cambios de fronteras que caracterizaron el peculiar desmembramiento del Imperio Austrohúngaro, dentro de un microcosmos que efectivamente recuerda en su aislamiento y voluntad febril de trabajo, oración y disciplina a un hormiguero.