En una arcaica cabaña, junto a un solitario pueblo, Anne abrió los ojos y se encontró a su peor pesadilla. Él juró vengarse por haber sido desterrado del paraíso celestial, no tendría piedad hasta exterminar aquello que provocó su destrucción. En el suelo, la muerte inalcanzable se convierte en su mayor deseo, su tormento es como el de un escorpión cuando pica al hombre. Se retuerce en su veneno, en las llamas del infierno. Una estrella cayó desde el cielo y se le dio la llave del abismo, un abismo que es custodiado por el propio Abadón, y que comienza con una puerta de madera añeja.