La buena noticia (euangelion) del Mesias crucificado y resucitado fue proclamada primero a los judios en Jerusalen y luego a los de toda la tierra de Israel. En Jerusalen crucificada, Jerusalen resucitada, Mark Kinzer sostiene que este publico inicial y el entorno geografico del euangelion son inseparables de su contenido escatologico. Aunque la buena noticia es universal en su preocupacion y cosmica en su alcance, nunca pierde su conexion particular con el pueblo judio, la ciudad de Jerusalen y la tierra de Israel. El Mesias crucificado participa en el futuro sufrimiento de su pueblo en el exilio y, con su resurreccion, ofrece una garantia de la redencion proxima de Jerusalen. Basandose en una lectura del Evangelio de Lucas y Hechos de los Apostoles, Kinzer propone que el mensaje biblico requiere de sus interpretes que reflexionen teologicamente sobre los hechos de la historia posbiblica. Considera asi la aparicion temprana del judaismo rabinico y los fenomenos, mucho mas tardios, del sionismo y el judaismo mesianico, ofreciendo sobre estos acontecimientos historicos una perspectiva teologica arraigada en la Biblia, atenta a las tradiciones judeocristianas y moderada en las restricciones teologicas que impone a la resolucion justa del conflicto politico de Oriente Medio.
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