Toda patología nace de la injusticia; toda terapia parte del reconocimiento de la injusticia. Esta es la idea radical que proponen Esteban Laso y Lidia Karina Macías-Esparza, sobre la que nos convocan a reflexionar con el apoyo de referencias muy sólidas en su campo como son Celia Jaes Falicov, Raúl Medina Centeno y Álvaro Ponce-Antezana. Consideran que el tema de la injusticia, tal y como ellos proponen en esta obra, es necesario que esté presente en la discusión psicoterapéutica. Porque si bien, la lista de situaciones de injusticia que podemos encontrar en la práctica psicoterapéutica es bien amplia y en toda la gama de intensidad, sin embargo, no siempre se tratan como tales pues acaban eclipsadas por múltiples causas (neutralidad, circularidad, subjetividad, etc.). Estos autores nos invitan, por tanto, a romper esta ceguera para reconocer así la injusticia de aquellos que la sufren. Nos dicen: "La injusticia es un parásito de la mente que se contagia casi siempre en la infancia, pero se reproduce a lo largo de todo el ciclo vital –a menos que lo reconozcamos y sanemos las heridas en donde prolifera".