Nicht lieferbar
Kant, la filosofía como disciplina universitaria y el progreso pacífico de las sociedades (eBook, PDF) - Cambeiro, Pablo Gastón
Schade – dieser Artikel ist leider ausverkauft. Sobald wir wissen, ob und wann der Artikel wieder verfügbar ist, informieren wir Sie an dieser Stelle.
  • Format: PDF

Comentarios / Reseña Literaria del año 2000 en eltema Filosofía - Filosofía de los siglos XVII y XVIII, Universidad de Buenos Aires (Facultad de Filosofía y Letras), Idioma: Español, Resumen: Una relectura del ya clásico "¿Qué es la Ilustración?" de Kant a la luz de sus reflexiones sobre la estructura y función histórico-política de la universidad. En el “Prologo” de El Conflicto de las Facultades, Kant expone algunos de sus pormenores ante el tribunal de censura de Federico Guillermo II, transcribiendo allí, incluso, la carta real (donde el monarca le exige no continuar “abusando de su…mehr

Produktbeschreibung
Comentarios / Reseña Literaria del año 2000 en eltema Filosofía - Filosofía de los siglos XVII y XVIII, Universidad de Buenos Aires (Facultad de Filosofía y Letras), Idioma: Español, Resumen: Una relectura del ya clásico "¿Qué es la Ilustración?" de Kant a la luz de sus reflexiones sobre la estructura y función histórico-política de la universidad. En el “Prologo” de El Conflicto de las Facultades, Kant expone algunos de sus pormenores ante el tribunal de censura de Federico Guillermo II, transcribiendo allí, incluso, la carta real (donde el monarca le exige no continuar “abusando de su filosofía para (...) profanar (...) la Sagrada Escritura”), así como su propia respuesta, en la que se compromete a no volver a tocar el tema religioso en sus escritos. Dejando de lado la sutileza kantiana al comprometerse como “súbdito”, se podría comparar esta aparentemente excesiva complacencia de Kant frente a la exigencia del rey, con la única opción que, en "¿Qué es la Ilustración?", es ofrecida al “funcionario”: si éste no ve en la institución en la que sirve al menos falta de contradicción respecto de sus propias convicciones morales, debe renunciar a su cargo. De la misma manera, el filósofo, que en cuanto tal no puede optar ni por asentir ocultando su desacuerdo (y, por ende, falazmente, infringiendo la ley moral) ni por hacerlo libremente sin desobedecer la orden real (infringiendo indirectamente la ley moral, que manda obedecer al superior), sólo puede callar, como forma peculiar de renuncia.