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¿Es posible enamorarse de unos pies? ¿Puede un pequeño niño transformar el mundo? ¿Podría ser capaz un león de abrir cerraduras? ¿Qué harías si en tus manos cayese un libro infinito? Las cosas no siempre son lo que parecen. El mundo está lleno de sucesos sin sentido y nos aferramos a la lógica con frecuencia para intentar comprenderlos, pero ¿dónde está la frontera entre lógico e ilógico, entre fantasía y realidad? El conformismo, la obsesión, la rebeldía o el arrepentimiento son algunos de los temas que encontraremos en estas páginas. Quince textos para bucear en lo más hondo de nosotros mismos y reflexionar sobre nuestra esencia y nuestros actos.…mehr

Produktbeschreibung
¿Es posible enamorarse de unos pies? ¿Puede un pequeño niño transformar el mundo? ¿Podría ser capaz un león de abrir cerraduras? ¿Qué harías si en tus manos cayese un libro infinito? Las cosas no siempre son lo que parecen. El mundo está lleno de sucesos sin sentido y nos aferramos a la lógica con frecuencia para intentar comprenderlos, pero ¿dónde está la frontera entre lógico e ilógico, entre fantasía y realidad? El conformismo, la obsesión, la rebeldía o el arrepentimiento son algunos de los temas que encontraremos en estas páginas. Quince textos para bucear en lo más hondo de nosotros mismos y reflexionar sobre nuestra esencia y nuestros actos.
Autorenporträt
Empezó a escribir a los nueve años, cuando sus principales miedos consistían en encontrarse un monstruo en el armario o no tener con quién jugar en el patio del cole. No ha dejado de escribir desde entonces hasta hoy, aunque no fue hasta 2011 cuando publicó su primer libro Miradas de ébano. A lo largo de su carrera ha publicado en diferentes antologías, ha representado sus cuentos sobre el escenario con el grupo Mejunge, ha sido representante editorial, jurado y organizador de varios certámenes, coordinador y presentador de eventos literarios y profesor de talleres de escritura creativa. Después de recorrer medio mundo con la mochila, de escribir cientos de textos en servilletas de bar, y de caerse y levantarse una docena de veces, un día se dio cuenta de que sus miedos seguían siendo los mismos: encontrarse un monstruo en el armario o no tener con quien jugar en el patio del cole. Tal vez por eso se dedique a contar historias.