La amistad, como todo amor, conlleva conocimiento y aprecio mutuos. No necesita motivos para servir al otro, pues "es mi amigo": no hacen falta más razones. Ayudar al otro a ser feliz es una exigencia de toda verdadera amistad, y busca evitarle lo malo y proporcionarle lo bueno, lo que le mejora como persona. Pero, ¿es realmente posible vivir una amistad así, o está solo al alcance de unas pocas personas excepcionales? Este libro ayuda a valorar la amistad de calidad, y muestra cómo Jesucristo es el gran modelo en este aspecto.