La casa de la frontera es un bar, un hostal y un colmado junto a la aduana francesa, en Puigcerdà, que pertenece a la familia Grau desde que la comprara a finales del siglo xix. El día de su jubilación, mientras apaga por última vez las luces de la tienda, Carme repasa la vida de su familia —desde los tatarabuelos hasta los hijos— y recuerda sin nostalgia la historia de la casa. Un lugar de paso, rodeado de un imponente paisaje pirenaico, donde se han cruzado muchos destinos –aventureros, fugitivos o exiliados– y que ha sido testigo de episodios relevantes de la historia: la Semana Trágica, la Guerra Civil, la miseria de la posguerra, el auge del turismo o la construcción del túnel del Cadí. Ahora que cierra, Carme siente cómo su mundo se apaga. Porque aquellas vidas que a lo largo de cinco generaciones han habitado la casa son ya parte de la suya. Y porque los muros de la casa conservarán para siempre el relato de miles de vidas anónimas que son el reflejo de una época. Con una reconstrucción histórica bien trabada, moviéndose entre el presente y el pasado, y jugando con la doble perspectiva de realidad y ficción, Rafael Vallbona ha escrito una novela coral que mantiene la intriga y la emoción por una tierra y unos personajes —con sus esperanzas e ilusiones, sus anhelos y sus miedos— que han dejado huella en la historia de su tierra.