El modelo-ciudad, que todavía hoy atrae a las zonas urbanas del planeta a un número creciente de personas, sigue prometiendo integración y emancipación pese a haber agotado de hecho su propia capacidad de inclusión. En realidad, con la globalización neoliberal, que tiende a hacer del mundo entero un único mercado competitivo, la exclusión de quienes no resultan funcionales para la maximización del beneficio se convierte en la forma privilegiada de la socialización. Así, en vez de ser lugar de intercambios y de convivencia de gentes diferentes, las ciudades se transforman en espacios cerrados, reservados material y simbólicamente a ciertas categorías de personas «seguras», pero al mismo tiempo atravesados por la violencia de conflictos insalvables. De este modo, el imaginario de la exclusión que domina a la ciudad global desemboca en formas peligrosas de miopía autodestructiva, que este libro se propone analizar, denunciar y combatir.