A comienzos de junio de 1688, el palacio del Buen Retiro acogió una singular representación teatral. Cual divertimento versallesco o vienés, la reina María Luisa de Orléans y sus camaristas ofrecieron una comedia a todas las señoras de la corte madrileña, al primer ministro conde de Oropesa y a los tres mayordomos mayores de los reyes y de la reina madre Mariana de Austria. La representación se celebró con un sonoro aplauso. La soberana, que haría el papel protagonista masculino, la graciosa Josefa de Figueroa y la segunda dama Josefa de Cardona, junto con las instrumentistas y cantantes Juana de la Cueva y Joséphine de Croÿ, fueron loadas por el primor con que llevaron a la práctica sus roles. La exclusividad de la entrada a la comedia para el ámbito femenino de Palacio no fue óbice para que pronto los canales diplomáticos difundiesen por toda Europa la noticia, relevante de por sí en un tiempo de tribulación política y hacendística para la monarquía de España.