La devoción de la cruz refleja y sintetiza, mejor que muchas otras obras de la época, la cultura de la España del Barroco, las convenciones teatrales del siglo XVII y lo que llegará a ser el corpus dramático de Calderón. La figura del gracioso, la entrada furtiva del galán en la casa de la amada, la mujer vestida de hombre, motivos como el honor, el incesto y la devoción a la cruz, responden no sólo a condiciones sociales, familiares o religiosas concretas, sino que han de ser interpretados dentro de un orden simbólico o mítico.