¿Quién no se ha visto perdiendo el tiempo, navegando a la deriva por internet? ¿Quién no se ha sentido intoxicado por el continuo bombardeo de información insustancial? ¿Quién no ha sufrido la molestia de una pantalla móvil interponiéndose en una conversación? Expuesto, sin intimidad, ¿no has sentido nunca la necesidad de desconectarse, hazaña aparentemente imposible en un mundo en el que ya casi todo se hace en línea? Este libro es para los que sienten en mayor o menor grado los inconvenientes de internet y las adicciones que genera. Recoge el testimonio de diez personas que un día decidieron no volver a conectarse jamás y lo consiguieron. No lo hicieron por nostalgia del pasado ni por el anhelo de una huida bucólica al campo. Al contrario, son jóvenes urbanitas satisfechos con sus vidas, que deseaban recuperar el contacto directo con los demás y con ellos mismos. Juntos, forman la primera comunidad de exconectados. Desconectarse hoy es una rara medida de resistencia. Pero en un mundo saturado de información, de imágenes y mensajes, que a la vez genera soledad, ansiedad y desigualdad, cada vez más personas desean cerrar este grifo siempre abierto para centrarse de nuevo en lo que ocurre a su alrededor. ¿Cómo sobrevivir sin internet y no aislarse del mundo?