Los estudios que forman este libro son una aproximación a esa experiencia de la ley y la justicia, a las marcas que la signaron y a los desplazamientos que experimentó en el contexto de revolucionario y postrrevolucionario. Así, los autores estudian sistemáticamente las expectativas e ideas que distintos grupos -peones, esclavos, arrendatarios- construyeron en torno a estos problemas y las acciones que organizaron destinadas a mitigar, limitar o rechazar presiones y exigencias de las clases superiores y del estado, y aquellas orientadas a avanzar en el logro de sus propias peticiones. En consecuencia, en los materiales que han servido de base para estas búsquedas –donde predominan las fuentes judiciales–, también resuenan estos discursos y percepciones en torno a la justicia. A partir de los expedientes judiciales se reconstruyen los argumentos de los arrendatarios y algunos núcleos de su mapa cognitivo donde primaban la condena a la usura, la codicia y la avaricia, que luego de la revolución irían mutando hacia la censura a la tiranía y el despotismo. No hay dudas que los artículos que componen este libro han privilegiado el análisis de las fuentes judiciales. Sin embargo han hecho más que eso. Sus autores han imaginado más y han indagado en la infrajusticia o infrajudicialidad: una esfera desde donde no sólo se gestaba control social, sino en la cual también se definían los comportamientos que eran tolerables y los intolerables.