Este libro revela una magia mental que asegura el éxito, que garantiza absolutamente un mayor logro, ya sea su profesión en las artes o los negocios, la ciencia o las ventas, los deportes, la guerra o la política. Aquí aprenderás la forma secreta en que tu mente está conectada con la fuente de todo poder; aprenderás cómo eres capaz de convertirte en cualquier cosa y hacer cualquier cosa que puedas visualizar.
La conciencia de todo hombre está en constante cambio, está atrapada en la superposición de pasado y futuro, reacciona en lugar de actuar, es incompleta y parcial, se busca eternamente a sí misma, pues el mero estado de ser no arroja ninguna luz sobre ese estado, la conciencia se aprende a sí misma mediante la reacción a los estímulos externos. Si un hombre llega a creer que no tiene éxito, es porque lleva consigo la impresión de que no tiene éxito, y esta conclusión, una vez adoptada, le moldea ineludiblemente en la forma de lo que cree, le encierra en una prisión de su propia cosecha.
La magia por la que un hombre se vuelve libre es la imaginación. Al entrenarse para elaborar imágenes mentales de la cosa que desea, al resistirse a los estímulos sensuales, incluso al prever exactamente lo contrario, tiende a asumir una posición de hecho de acuerdo con su visión, ya que su visión se convierte entonces en su experiencia, en lugar de los estímulos sensuales que le movían antes. La conciencia siempre asume una forma que se adapta a su conocimiento de sí misma, y cuando dicho conocimiento supera los límites impuestos por la experiencia sensorial, el hombre comienza a crecer hasta convertirse en la imagen del Ser secreto.
Sólo hay una mente en toda la creación; esa mente está en todos, está en su verdadero estado de ser no confinado a nadie, no confinado al cuerpo. Es una conciencia central, conocedora, en la que todo habita, que habita en todo. En un estado de confinamiento corporal asume las limitaciones que le impone el conocimiento de sí mismo que recibe a través de los sentidos, pero cuando se rompe la esclavitud a esos sentidos por el desarrollo de un poder interior para percibir y conocer directamente, entonces la esclavitud a su encarnación llega a su fin.
La conciencia de todo hombre está en constante cambio, está atrapada en la superposición de pasado y futuro, reacciona en lugar de actuar, es incompleta y parcial, se busca eternamente a sí misma, pues el mero estado de ser no arroja ninguna luz sobre ese estado, la conciencia se aprende a sí misma mediante la reacción a los estímulos externos. Si un hombre llega a creer que no tiene éxito, es porque lleva consigo la impresión de que no tiene éxito, y esta conclusión, una vez adoptada, le moldea ineludiblemente en la forma de lo que cree, le encierra en una prisión de su propia cosecha.
La magia por la que un hombre se vuelve libre es la imaginación. Al entrenarse para elaborar imágenes mentales de la cosa que desea, al resistirse a los estímulos sensuales, incluso al prever exactamente lo contrario, tiende a asumir una posición de hecho de acuerdo con su visión, ya que su visión se convierte entonces en su experiencia, en lugar de los estímulos sensuales que le movían antes. La conciencia siempre asume una forma que se adapta a su conocimiento de sí misma, y cuando dicho conocimiento supera los límites impuestos por la experiencia sensorial, el hombre comienza a crecer hasta convertirse en la imagen del Ser secreto.
Sólo hay una mente en toda la creación; esa mente está en todos, está en su verdadero estado de ser no confinado a nadie, no confinado al cuerpo. Es una conciencia central, conocedora, en la que todo habita, que habita en todo. En un estado de confinamiento corporal asume las limitaciones que le impone el conocimiento de sí mismo que recibe a través de los sentidos, pero cuando se rompe la esclavitud a esos sentidos por el desarrollo de un poder interior para percibir y conocer directamente, entonces la esclavitud a su encarnación llega a su fin.