MUESTRA
Yo conocí a mi esposo el día de mi boda. Iba vestida de blanco y con mis largas uñas enterradas en el brazo de mi Padre mientras caminábamos hacia el altar donde por primera vez conocería al hombre con quien viviría el resto de mi vida. Mi Padre, quien había tratado de convencerme de que era lo mejor para mí decía, "Thea, es el tercer hombre más rico de Inglaterra", como que si eso resolviera todo. "Es un comerciante" argumentó mi Madre. Mi Padre la interrumpió diciendo "Él le puede comprar un título." A lo que yo agregué "Nunca le he conocido" a pesar de que sabía que mis palabras no cambiarían su decisión. "Palabras necias en oídos sordos." Los argumentos duraron días enteros. Y aun así ahora me encontraba vestida de blanco sintiendo que iba camino hacia la guillotina. Los problemas con el techo de nuestra casa y las constantes batallas con el Banco habían logrado acallar a mi Madre. Yo era la hija que constantemente argumentaba de todo, de carácter difícil y a pesar de pertenecer a la nobleza continuaba solterona. Un problema para mis hermanas menores pues al ser yo la mayor, simple y sencillamente ellas no se podían casar hasta que yo tuviera "quien cuidara de mí." Por mi carácter yo había logrado ahuyentar a cada uno de los candidatos que mis padres habían conseguido para mí, por lo que mi padre decidió tomar manos en el asunto y solucionó esta situación. Él se sentía muy complacido consigo mismo y con el arreglo pues el hombre con quien me casaría no había tenido que experimentar la agudeza de mis comentarios durante una conversación que ponía al descubierto los años de mi propia autoeducación. "Es viudo y no tiene hijos" comentó mi Padre "y arregló una pequeña fortuna a tú nombre." "No es que seas poco atractiva Thea" dijo mi Madre. "Es que lamentablemente tienes una reputación de ser terca y hay tantas otras mujeres deseosas de casarse. No entiendo ¿por qué no puedes ser igual que tus hermanas? Ningún hombre quiere a una mujer que sea más inteligente que él y que al mismo tiempo se lo haga saber a todo el mundo." "No, él lo que quiere es un mueble que sea diseñado únicamente a complacer su placer y sus deseos" argumenté con amargura. "Esta situación está arreglada" dijo mi Padre entregándole a mi Madre un bolso lleno de oro. "El día de la boda es Junio 4. Prepárale el vestido de novia y su ajuar."
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