En el penúltimo capítulo de la Apocalipsis, san Juan escribe: «Después ví un nuevo cielo y una nueva tierra, pues el primer cielo y la primera tierra habían desaparecido...» ¿Cómo interpretar esta visión? »En el lenguaje eterno de los símbolos, el cielo representa la parte espiritual del hombre, el terreno del pensamiento; y la tierra representa la concretización, la realización en la materia. Como en el universo, en el ser humano también el cielo y la tierra son inseparables, y un «nuevo cielo» significa una filosofía nueva que da nacimiento a una « nueva tierra», es decir a una nueva manera de vivir. La cabeza está en el cielo y los pies están sobre la tierra. Los pies, andan de acuerdo con la cabeza, porque los pies van siempre allí donde la cabeza tiene ya algunos proyectos. »Esforzaos pues en entrar en el nuevo cielo, es decir en aceptar la nueva filosofía; y una vez aceptada, hay que aplicarla. La aplicación, precisamente, esto es la nueva tierra... Todos los métodos que da nuestra Enseñanza respecto a los diferentes actos de la vida cotidiana, la nutrición, la respiración, las relaciones con los seres huma- nos y con el universo, representan la nueva tierra inspirada por el nuevo cielo.