El más esterilizante de los oficialismos, el más pérfido y, por lo tanto, el más peligroso, es el oficialismo de la historia. Esta repugnante histografía oficial que elude los grandes rumbos y se solaza en el detalle, que redora los lugares comunes de un patriotismo de florero y almanaque, esconde tras de todas sus crinolinas doctrinarias las más opulentas falsificaciones. Dice Juan Bautista Alberdi: "Falsificad el sentido de la historia, y pervertís por el hecho toda la política. La falsa historia es origen de la falsa política". Para sanear la política de hoy es conveniente, saludable sin duda, rectificar la historia imperante; imperante, no porque hoy día la versión oficial nos sea impuesta celosamente por alguna comisión doctrinaria, como sí solía ocurrir en países de partido único, sino porque las constantes falsificaciones se han vuelto una especie de artículo de consumo de marca registrada que ya ni siquiera merece examen y, mucho menos, discusión. Así las cosas, en estos casos no se sabe qué es peor: si la historia falseada a conciencia y de mala fe, como la escrita en el siglo xix, o la historia falseada por rutina y, peor aún, por ignorancia, como ha ocurrido en el siglo xx, en la mayoría de los casos.
Dieser Download kann aus rechtlichen Gründen nur mit Rechnungsadresse in A, B, BG, CY, CZ, D, DK, EW, E, FIN, F, GR, H, IRL, I, LT, L, LR, M, NL, PL, P, R, S, SLO, SK ausgeliefert werden.