Bajo la piel de la mujer foca se remueven obsesiones como una mirada de cochinillas perversas. En este espacio habitan personajes esculpidos por un aliento negro que esgrime sus palabras con maestría y temple. Quien se adentre en la Babel de la prosa hipnótica y de múltiples colores, será cautivo de situaciones de irreales, atmósferas anegadas de desasosiego en las que marmotas, hombrecillos casi verdes, voces demasiado cercanas y otros intrusos encajan sus uñas en lo cotidiano y cincelan allí una impronta que no se difuminará aún después del punto final.