Producir un texto escrito es una de las habilidades de comunicación con mayor complejidad ya que, implica no solo la correcta utilización del lenguaje sino también la capacidad de estructurar ideas de manera coherente y persuasiva. El proceso de escritura abarca múltiples etapas, desde la planificación y organización de las ideas hasta la revisión y edición del texto final. Cada una de estas etapas requiere una reflexión crítica sobre el contenido y un entendimiento profundo del mensaje que se desea transmitir. Al escribir el autor debe considerar el público al que se dirige; esto implica adaptar el estilo y el léxico para que el mensaje resuene de manera efectiva con la audiencia. Por ello, la escritura no se da en un vacío: se desarrolla desde un tópico, es decir, a partir de una idea central o el tema principal que se aborda en un fragmento determinado del texto. Es el elemento sobre el cual gira la información y que guía el desarrollo del contenido.