La vieja historia de un joven príncipe desterrado por el padre que desea evitar el fatal vaticinio de las estrellas es el punto de partida de la obra maestra de Calderón, publicada en la Primera parte de sus comedias (1636). Pocas piezas del teatro áureo lograron ensamblar una riqueza de pensamiento tan sugestiva y compleja con una técnica tan depurada en la articulación de la trama y el manejo de la lengua poética.
Pocas obras maestras se muestran tan vigentes hoy día (un hoy especialmente predispuesto a la añoranza barroca) como La vida es sueño. Drama religioso o filosófico que, desde el absoluto seiscentista, urde sus raíces en los mitos orientales, la literalidad de su lección moral es capaz, sin embargo, de traducirse en lectura política (educación de príncipes) y en grito revolucionario
Pocas obras maestras se muestran tan vigentes hoy día (un hoy especialmente predispuesto a la añoranza barroca) como La vida es sueño. Drama religioso o filosófico que, desde el absoluto seiscentista, urde sus raíces en los mitos orientales, la literalidad de su lección moral es capaz, sin embargo, de traducirse en lectura política (educación de príncipes) y en grito revolucionario