Con la pandemia del COVID como telón de fondo, y después de pasar casi un año encerrados, consumiendo noticias catastróficas, tres adolescentes porteños de clase acomodada, planean una escapada al campo, en vacaciones de invierno. Allí, los protagonistas intentarán sobrevivir al asecho y las garras de su propia subjetividad. En una época en que conectamos nuestro ser a pantallas digitales, La Vieja de los Chimangos nos invita a pensar cuánto tiempo destinamos a entablar conversaciones profundas, a cuestionarnos valores arraigados y a estar presentes en la vida, empatizando con el otro desde una relación orgánica y verdadera.