Miguel del Carrión hace un agudo análisis psicológico de la condición femenina a finales del siglo XIX y principios del XX en Cuba. Particularmente en las novelas Las honradas (1917) y Las impuras (1919). Victoria es la protagonista de la novela Las honradas. Hija de un terrateniente cultivador de caña de azúcar, emigra con sus familia a La Habana previo al comienzo de la Guerra de Independencia. De allíí se traslada a Nueva York para estudiar en una escuela religiosa. Su educación es sumamente conservadora. Primero por la influencia escolar y luego por los prejuicios que predominan en las clases pudientes. Tras vivir en Nueva York, ciudad ya entonces muy liberal, adquiere conciencia de la igualdad de mujeres y hombres en todos los aspectos. Victoria, ya casada, conoce a un hombre de clase pudiente del cual ella se enamora. Sin embargo, lejos de ayudar a que Victoria se realice, la convierte en una mujer aún más desdichada. Victoria narra en primera persona la historia de cómo accedió al conocimiento de la sexualidad en su dimensión matrimonial y como mujer libre. Carrión retrata valientemente la influencia enorme de la inhibición sexual sobre nuestra conducta. Victoria, la heroína de Las honradas, es una Madame Bovary cubana. Educada con todo el rigor de la usanza española en las postrimerías de la Colonia, en evitación de todo contacto extraño, recibe sus conocimientos primarios sin salir del recinto de su casa, en la paz provinciana de Santa Clara. Luego cursa unos años de estudios en un colegio norteamericano, donde atisba otro género de vida. Terminada la guerra de independencia, su padre, un exprocurador y terrateniente villaclareño, se establece en la capital, donde un golpe de fortuna le coloca en un importante cargo administrativo. Tal es el medio social y el marco urbano en que la joven alcanza la edad de mujer núbil, pero ella resulta ser una inadaptada. Marcelo Pogolotti