Los relatos evangélicos ofrecen muy pocos datos sobre algunos personajes, pero la historia y la exégesis permiten reconstruir cómo se desarrollaba su vida cotidiana. Además, la propia experiencia nos revela las inquietudes del corazón humano, tantas veces similares. Las mujeres del Evangelio vivían en una sociedad patriarcal, bien lejana de la nuestra. Pero el papel de la mujer en la actualidad, como cualquier otro aspecto de la vida de la Iglesia, debe partir de la misma fuente: el Evangelio. Las mujeres rodean en todo momento la vida de Jesucristo: intuyen su llegada, se anticipan y saben ver más allá de la apariencia. Ellas serán las primeras depositarias de la noticia de la Resurrección, y entre todas ellas destaca María, Madre de Jesús y Madre de la Iglesia, icono de la santidad para todos los cristianos.