La maldición también se adquiere por participar de las mismas condiciones que llevaron a una persona o a una región a estar bajo estado de maldición.
Si alguno viene a vosotros, y no trae esta doctrina, no lo recibáis en casa, ni le digáis: ¡bienvenido! 11Porque el que le dice bienvenido, comunica con sus malas obras. 2da. Juan 10,11
Las palabras que se usan en la Biblia para referirse a la maldición, son dos, la primera, (aruráh), cuya raíz, (arar), significa la acción de maldecir, es el término que aparece en Génesis 3:17.
En este contexto el significado es, la tierra se convierte en maldita según las ejecutorias de quien la habita, y te devolverá la maldición que sembraste en ella.
La segunda palabra, (kelalah), se refiere al texto de la maldición en sí. Este es el término que aparece en los textos de Deuteronomio para referirse a la maldición que recaerá sobre los que no siguen los mandamientos del Señor.
La maldición nunca llega sin una causa real que la permita. Este principio se destaca en la historia de contratación de Balaam por Balaac para maldecir a Israel:
¿Por qué maldeciré yo al que Dios no maldijo? ¿Y por qué he de execrar al que Jehová no ha execrado? Números 23:8
Si alguno viene a vosotros, y no trae esta doctrina, no lo recibáis en casa, ni le digáis: ¡bienvenido! 11Porque el que le dice bienvenido, comunica con sus malas obras. 2da. Juan 10,11
Las palabras que se usan en la Biblia para referirse a la maldición, son dos, la primera, (aruráh), cuya raíz, (arar), significa la acción de maldecir, es el término que aparece en Génesis 3:17.
En este contexto el significado es, la tierra se convierte en maldita según las ejecutorias de quien la habita, y te devolverá la maldición que sembraste en ella.
La segunda palabra, (kelalah), se refiere al texto de la maldición en sí. Este es el término que aparece en los textos de Deuteronomio para referirse a la maldición que recaerá sobre los que no siguen los mandamientos del Señor.
La maldición nunca llega sin una causa real que la permita. Este principio se destaca en la historia de contratación de Balaam por Balaac para maldecir a Israel:
¿Por qué maldeciré yo al que Dios no maldijo? ¿Y por qué he de execrar al que Jehová no ha execrado? Números 23:8
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