Este libro apunta a las condiciones de posibilidad de un nuevo derecho, lo que remite a una reflexión antropológica, no carente a su vez de proyección política. El autor nos convoca a pensar el derecho como la regulación de poder y libertad en una sociedad determinada "conforme a un espíritu de justicia", de modo que no se limita a constituir un discurso cuya producción funcionaliza y circulariza las relaciones de poder y realiza la libertad sino que, más aun, debe ser percibido como apertura de horizontes significativos a nuestra existencia en virtud de los cuales los hombres pueden encontrar y armonizar sus espacios de identidad. Y así el discurso del derecho se articula con la política, en cuanto el problema central de la política es el de la libertad. A lo que Dei nos desaña es a una reformulación total de las reglas de juego actuales, explicitando que la utopía modernista ha devenido históricamente en distopía, y que hoy confundimos poder con dominación. Pero el poder entendido como dominación es una degradación y vaciamiento del poder, puesto que ella conspira en cada caso contra todo impulso vital, mientras que, en sentido propio, el poder, como fuente de significaciones, es una objetivación de la libertad. Ante esa confusión, la filosofía no debe ser una mera herramienta de legitimación sino de esperanza. Una herramienta que nos ofrezca, por decirlo así, una mejor convivencia.