El "Libro de la vida" se redactó en periodos sucesivos y con finalidades distintas, aunque el periodo de redacción definitivo suele situarse entre 1562-1566. Esta es la obra más íntima y personal de Santa Teresa de Jesús, y la que le valió el proceso de la Inquisición por sus testimonios sobrenaturales.
La Santa lo escribió por mandato y bajo la dirección de sus confesores, e iba dirigido a un círculo religioso reducido. El libro comprende hasta sus 50 años de edad y lo escribe durante una de las etapas más difíciles de su vida. En los primeros capítulos Santa Teresa aporta gran cantidad de información autobiográfica sobre su vida familiar, su infancia, y su ingreso en la vida religiosa. A lo largo del libro hay otros episodios de este tipo: sus referencias al Santo fray Pedro de Alcántara, a quien conoció personalmente, y el proceso que le llevó a la fundación del primer monasterio reformado de San José de Avila, se encuentran entre las más memorables. Pero en su mayor parte el "Libro de la Vida" narra su progreso espiritual y sus vivencias místicas, así como su práctica y concepción de la oración, escrito en su particular estilo analítico y enormemente sincero. Por esto se ha calificado a la obra como “autobiografía introspectiva”.
Esta obra, como todos los escritos de Santa Teresa, están entre las más sobresalientes tesoros de la literatura mística de la Iglesia Católica.
La Santa lo escribió por mandato y bajo la dirección de sus confesores, e iba dirigido a un círculo religioso reducido. El libro comprende hasta sus 50 años de edad y lo escribe durante una de las etapas más difíciles de su vida. En los primeros capítulos Santa Teresa aporta gran cantidad de información autobiográfica sobre su vida familiar, su infancia, y su ingreso en la vida religiosa. A lo largo del libro hay otros episodios de este tipo: sus referencias al Santo fray Pedro de Alcántara, a quien conoció personalmente, y el proceso que le llevó a la fundación del primer monasterio reformado de San José de Avila, se encuentran entre las más memorables. Pero en su mayor parte el "Libro de la Vida" narra su progreso espiritual y sus vivencias místicas, así como su práctica y concepción de la oración, escrito en su particular estilo analítico y enormemente sincero. Por esto se ha calificado a la obra como “autobiografía introspectiva”.
Esta obra, como todos los escritos de Santa Teresa, están entre las más sobresalientes tesoros de la literatura mística de la Iglesia Católica.