El momento de la transición a la tierra prometida es inminente. Lucifer se presenta ante el mundo como el líder que es, mientras Marcos y los suyos no quedan exentos de las tentaciones. La familia se divide y la confianza de antaño desaparece. Los arrieros retornan junto al ejército del León, mientras los ángeles y los habitantes de la tierra eligen el bando por el que lucharan. Todo lo que estuvo escrito sobre el fin del tiempo, el apocalipsis o como se desee llamar a este momento de transición, se ha diluido. No hay certezas, las seguridades y la fe antigua no logran dar sentido a la dureza de la realidad. Equivocarse es morir para siempre, mientras que elegir el bando correcto es estar dispuesto a una tortura mental y física insoportable. Marcos, la familia, los ángeles y todo ser proveniente del creador, viven el último día del calendario humano. Solo una tercera parte de las almas logrará acceder al nuevo mundo. Pero el fin no es tan simple, todo lo que fue profetizado se aprecia inexacto e incluso falso. Ciertamente, el gran libro fue solo una guía, no el itinerario de los eventos. Los ojos de Daniela serán claves para Marcos, quien guiado por ellos, tomará una decisión que puede implicar la muerte, la vida o la destrucción de todo lo creado. Solo al final de estas líneas se develará lo que esconden los sueños, una verdad que solo un grupo reducido de lectores podrá ver y entender.