Hablar de diversidad es hablar de ser humanos. Hablar de comunidad y de individuos, de autoestima, de potencialidades y por supuesto, de barreras: aquellas creadas, con más o menos consciencia, por la sociedad que nos acoge. Lo que la diversidad esconde es un manifiesto escrito por y para defender aquello que nos hace únic@s. Experiencias personales que unen desde una atleta paralímpica a una música sorda; a madres incansables o a niñ@s que enseñan a sus docentes; desde mochilas llenas de experiencias de vida, de esfuerzo y pasión a videojuegos y mundos imaginarios que crean realidades más inclusivas. Voces en primera persona y propuestas desde experiencias prácticas en contextos diversos, que se unen para ser escuchadas (o leídas). Porque aún queda mucho por descubrir cuando de la diversidad se habla. Actitudes y valores, que lejos de caer en estigmas positivistas o utopías de la happycracia, se sustentan en el derecho a pertenecer y convivir en equidad de oportunidades. El derecho a ser en una sociedad que nos valore, también, por aquello que nos diferencia. Sean cuales sean nuestras diferencias.