Luis Barahona reivindica una Costa Rica con pensamiento de identidad. Nos lleva a través de su vívida prosa, a las márgenes del discurso donde convergen lo imaginario y lo real. Allí nos encontramos con el ideario de Mario Sancho, Pío Víquez, Víctor Manuel Sanabria y Manuel de Jesús Jiménez; con las reflexiones acerca de la paz, las ideas estéticas, la picaresca y el idealismo del Quijote. Animado por la idiosincracia de un Cartago y una Costa Rica todavía iluminados por el pensamiento hispanoamericano, como confluencia filosófica, nos deja el valor de hechos y personalidades que mantienen su capacidad de discernimiento y asombro característicos del vitalismo y con los que se ha construido la nación.