En las culturas indígenas de Centroamérica, lo que la medicina occidental llama enfermedad mental es entendida como la señal del nacimiento de un sanador o chamán. Los desórdenes mentales son vistos como emergencias espirituales que requieren apoyo de sabios de la comunidad que entienden la conexión que tenemos con el reino de los espíritus. Un chamán camina la delgada línea entre locura y felicidad. No hay nada casual acerca de cómo se presenta este llamado. Aquellos que se vuelven chamanes deben hacer un sacrificio: La mente debe ser transformada de manera que haga espacio para la mente. Esto es lo que le sucedió a Lori Morrison hace algunos años.
Tras la muerte de su marido por veintitrés años, Lori, nacida en los Estados Unidos, se encontró viviendo sola a la orilla de un lago de cráter volcánico en El Salvador en contacto con los espíritus de cientos de mayas atrapados bajo las aguas esperando ser liberados por ella. En medio de una completa crisis mental, pasó de la sala de emergencias de un hospital al encierro en una sala psiquiátrica, y de ahí a una aventura audaz en las junglas de Colombia, donde un equipo de brujos locales le ayudó a completar su transición al rol que actualmente hace como sanadora y consejera espiritual.
Ganadora de la Asociación de Autores de No Ficción Medalla de Plata. Ganadora en los Premios Vivir Ahora Medalla de Oro. Honrado con una medalla de IndieBRAG.
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