Un voluntario realista personifica en “Tilín” el solsonés, Pepet Armengol, un movimiento producido en la España fernandina, el levantamiento de los que consideraban a Fernando VII y su régimen como blandos y moderados. Tilín es otro de esos personajes que a Pérez Galdós le gustaba seguir en su paso de niño a hombre, en una existencia trabajosa y difícil: nieto de un sacristán de monjas, recogido por ellas en su orfandad, y al fin voluntario realista en la agitada Cataluña de aquellos días.