El caso de Galdós es especial porque, además de la sombra que su obra novelística le hace a la teatral, el éxito de aquella no se corresponde en absoluto con el de la teatral que, si bien conoció en algunos casos una buena acogida, incluso fue considerada por algunos como símbolo de un tiempo y de unas actitudes sociales y políticas concretas —ya volveremos sobre ese punto pero baste recordar "Electra"— conoció también éxitos discretos, y más de un rotundo fracaso.