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El criterio de ordenamiento del material musical refleja por sí mismo la coherencia del desarrollo del proceso educativo; la calidad y la musicalidad son el denominador común de todas estas piezas, muchas de las cuales son adecuadas para principiantes de todas las edades. Las anécdotas, los distintos comentarios de los niños, enriquecen el relato y le aportan frescura y originalidad. No solo compartimos la dinámica de sus clases, sino que, en algunos casos también tenemos acceso a sus pensamientos y motivaciones, lo cual nos permite entender y asignarle sentido a algunas situaciones específicas y consecuentemente, al devenir de todo el proceso.…mehr

Produktbeschreibung
El criterio de ordenamiento del material musical refleja por sí mismo la coherencia del desarrollo del proceso educativo; la calidad y la musicalidad son el denominador común de todas estas piezas, muchas de las cuales son adecuadas para principiantes de todas las edades. Las anécdotas, los distintos comentarios de los niños, enriquecen el relato y le aportan frescura y originalidad. No solo compartimos la dinámica de sus clases, sino que, en algunos casos también tenemos acceso a sus pensamientos y motivaciones, lo cual nos permite entender y asignarle sentido a algunas situaciones específicas y consecuentemente, al devenir de todo el proceso.
Autorenporträt
Malena Herrmann. Empecé a tomar clases de piano a los 10 años, con Violeta H. de Gainza1. En mi casa, la música era una compañera cotidiana, siempre sonando, a veces telón de fondo, otras en el centro de la escena; creando un lazo sonoro constante con la Europa que mis padres habían tenido que abandonar muy a su pesar y que, sobre todo mi madre, extrañaban mucho. A los 7 años comencé a asistir al Collegium Musicum de Buenos Aires, institución muy progresista fundada y dirigida por educadores alemanes que habían traído con ellos las ideas novedosas de la pedagogía europea de la preguerra. Tomaba clases de iniciación musical y expresión corporal, me encantaba ir. Era un espacio de juego y aprendizaje con el cuerpo y los sonidos que sentó las bases formales de mi relación con la música. Este privilegio de la infancia, continuó en la adolescencia y en la adultez, por elección propia.