Dentro del ciclo verniano de los «Viajes extraordinarios», Llos quinientos millones de la Begun presenta un punto de inflexión: los principales rasgos de los comienzos de la serie (la visión romántica de la ciencia como factor de progreso material y moral) coexisten ya con las sombrías perspectivas basadas en la convicción de que la tecnología acabará por convertirse en un instrumento incontrolado de destrucción.Una vez más Jules Verne hace brotar lo maravilloso de lo real y desliza la recreación legendaria bajo una apariencia de realismo positivista: el viejo mito iniciático se encarna aquí en el héroe que penetra en la ciudad laberíntica, se somete a las pruebas rituales, realiza la travesía subterránea y logra descubrir finalmente el secreto cuya búsqueda justifica la arriesgada aventura.