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Los vicios del hombre encuentra su centralidad en eso que, para beneficio o perjuicio del ser humano, se convierte en vicio: aquello que, de forma voluntaria o no, uno lo hace carne para sí mismo y sirve para la subsistencia. Como concepto, se trata no solo de merodear por lo clásico, que es entender a un vicio como adicción o como pecado espiritual, sino profundizar en sus espejismos. Es decir, poder inspeccionar en el interior de cada persona, para darse cuenta de que todo se reduce a una abstinencia prolongada de comportamientos que alguna vez nos hicieron elevarnos o nos hicieron conocer…mehr

Produktbeschreibung
Los vicios del hombre encuentra su centralidad en eso que, para beneficio o perjuicio del ser humano, se convierte en vicio: aquello que, de forma voluntaria o no, uno lo hace carne para sí mismo y sirve para la subsistencia. Como concepto, se trata no solo de merodear por lo clásico, que es entender a un vicio como adicción o como pecado espiritual, sino profundizar en sus espejismos. Es decir, poder inspeccionar en el interior de cada persona, para darse cuenta de que todo se reduce a una abstinencia prolongada de comportamientos que alguna vez nos hicieron elevarnos o nos hicieron conocer el infierno. Hay infinidad de estos y se encuentran de muchas formas. Por esto, hay tres capítulos que intentan sintetizar en dónde se hallan los más impresionantes: el amor, como necesario impulsor y desintegrador del alma; el tiempo, como eterno mandamás y fabricador de polvo a través de la carne y los huesos; el hombre y su vida, como lo que se presenta de forma más real y desde lo cual se extrae un gran presagio: el hombre vive de la abstinencia y su vida es un improvisar eterno.
Autorenporträt
Bruno Nogal (Córdoba, 19 de enero de 2002) es un escritor argentino que, con 16 años, escribió sus primeros textos. Al principio, la escritura fue un lugar de consuelo, con escritos más bien privados, al estilo de diario personal. Con el tiempo, transformó su forma hacia una postura crítica del mundo contemporáneo, para finalizar en reflexiones internas y pensamientos sobre el ser humano como ser vicioso. Valora y se interesa por sentencias que arrojen alguna verdad escondida en una frase bella, porque cree que un buen escritor es quien sabe combinar perfectamente la belleza explosiva con algo con lo que uno se sienta identificado. Le gusta el fútbol y leer a Borges y Nietzsche y, por ahí, algún Platón.