La oración que nuestro Señor entregó a los discípulos como modelo para acercarse a Dios, y que ha sido designada como "Oración del Señor", está registrada por dos evangelistas, y fue pronunciada en dos ocasiones diferentes.
En el Sermón de la Montaña, nuestro Señor reprendía la superstición que consideraba aceptable para Dios la frecuente iteración de meras palabras, y el fariseísmo que hacía un desfile público de la oración para obtener la alabanza de los hombres. Lucas relata que en un período posterior del ministerio de Cristo, "Mientras oraba en un lugar, cuando cesó, uno de sus discípulos le dijo: Señor, enséñanos a orar, como también Juan enseñó a sus discípulos". Este discípulo puede haber olvidado la instrucción anterior. O puede haberla considerado demasiado breve, o pensada para la multitud general a la que se dirigía, y por eso pidió algún consejo especialmente aplicable al círculo íntimo de los discípulos, similar a alguna enseñanza así dada a los amigos y seguidores más íntimos del Bautista. Pero nuestro Señor simplemente repitió el tema del mismo modelo divino, como si contuviera la esencia de todo lo que necesitamos pedir, y como si mostrara el espíritu y la manera de toda oración aceptable. Mateo 6:5-13; Lucas 11:1-4.
En el Sermón de la Montaña, nuestro Señor reprendía la superstición que consideraba aceptable para Dios la frecuente iteración de meras palabras, y el fariseísmo que hacía un desfile público de la oración para obtener la alabanza de los hombres. Lucas relata que en un período posterior del ministerio de Cristo, "Mientras oraba en un lugar, cuando cesó, uno de sus discípulos le dijo: Señor, enséñanos a orar, como también Juan enseñó a sus discípulos". Este discípulo puede haber olvidado la instrucción anterior. O puede haberla considerado demasiado breve, o pensada para la multitud general a la que se dirigía, y por eso pidió algún consejo especialmente aplicable al círculo íntimo de los discípulos, similar a alguna enseñanza así dada a los amigos y seguidores más íntimos del Bautista. Pero nuestro Señor simplemente repitió el tema del mismo modelo divino, como si contuviera la esencia de todo lo que necesitamos pedir, y como si mostrara el espíritu y la manera de toda oración aceptable. Mateo 6:5-13; Lucas 11:1-4.
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