Ezequiel Uricoechea (1834-1880) fue el más característico de los herederos intelectuales que sobrevivieron al barón Alexander von Humboldt (1769-1859) en el territorio colombiano. El sábado 23 de julio de 1859, cinco años y dieciocho días después de que firmara el prólogo de su Memoria sobre las antigüedades neogranadinas; casi seis meses después de la muerte en Colombia de Agustín Codazzi (1793- 1859) y apenas dos meses y medio después de la muerte en Berlín de Alexander von Humboldt, nacía en Bogotá la Sociedad de Naturalistas Neogranadinos gracias a los esfuerzos de un grupo reducido de ilustrados liderados por Uricoechea, Juan Manuel Aguilar (1834-1887), Francisco Bayón (1817-1893), Liborio Zerda (1830-1919) y Florentino Vezga (1832-1890). Memorias sobre las antigüedades neogranadinas es una buena evidencia del movimiento ilustrado del siglo XIX que intentaba sistematizar y divulgar las "obras de los antiguos neogranadinos" con el propósito de construir una identidad nacional. Este análisis, producido desde la mentalidad de los naturalistas decimonónicos, es presentado en su quinta edición por el Instituto Colombiano de Antropología e Historia (ICANH), para el conocimiento y esparcimiento de los colombianos. Alberto Gómez Gutiérrez La publicación de Memoria sobre las antigüedades neogranadinas en la Colección Clásicos de la Antropología y la Arqueología en Colombia, del ICANH, es una muestra de su rigor en el estudio de las culturas prehispánicas y de su obstinado amor por su patria, que se revela en esta frase: "He querido hacer del mundo mi patria y ser natural de todas partes en lengua y conocimientos, reservando a Colombia el corazón".
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