En 1838, a los diecisiete años, Flaubert termina la redacción de este relato autobiográfico, que es tal vez la víspera de su consagración a la religión de la literatura. En estos recuerdos de un joven, que funden episodios reales y ensoñaciones, su primer amor, la incomprensión de sus padres, la inadaptación al mundo que lo rodea, puede vislumbrarse al gran escritor que será Flaubert en su edad madura