Nací para ser feliz nace con el fin de recopilar historias vividas en la niñez involucrando experiencias que narran la vivencia que ilustra simple y sencillamente la vida diaria.
Aunque en todo el recorrido de la infancia y de acuerdo a lo que se refleja en este caminar encontramos diferentes experiencias que muestran momentos de tristeza y momentos de felicidad que motivan a vivir de acuerdo a cada posibilidad tratando de ser feliz.
El trayecto de esta infancia sucede en un tiempo de muchas limitaciones en donde no se podía disfrutar al cien por ciento la niñez y esto ocurría en la mayoría de familias del pueblo donde los padres de familia tenían que mandar a sus pequeños hijos e hijas a trabajar y lo más común que se miraba eran niños y niñas vendiendo frutas, verduras, alborotos, etc. en las calles del
pueblo.
Pero interesantemente las limitaciones no restaron felicidad ni le quitaron a la vida una vivencia familiar en donde al interior de la familia la madre enseñó a sus hijos a no mentir, a no robar, a no decir malas palabras; y para los hijos la voz de mando de los
padres era primordial y se les obedecía, a la vez se disfrutaba entre amigos y vecinos con los juegos de ese tiempo "Juegos Tradicionales" como ahora se les recuerda.
En este sentido nunca las limitaciones quitaron el disfrute de aventuras infantiles que en esa época venía a alimentar el crecimiento de una mentalidad sana y sin malicia.
Aunque en todo el recorrido de la infancia y de acuerdo a lo que se refleja en este caminar encontramos diferentes experiencias que muestran momentos de tristeza y momentos de felicidad que motivan a vivir de acuerdo a cada posibilidad tratando de ser feliz.
El trayecto de esta infancia sucede en un tiempo de muchas limitaciones en donde no se podía disfrutar al cien por ciento la niñez y esto ocurría en la mayoría de familias del pueblo donde los padres de familia tenían que mandar a sus pequeños hijos e hijas a trabajar y lo más común que se miraba eran niños y niñas vendiendo frutas, verduras, alborotos, etc. en las calles del
pueblo.
Pero interesantemente las limitaciones no restaron felicidad ni le quitaron a la vida una vivencia familiar en donde al interior de la familia la madre enseñó a sus hijos a no mentir, a no robar, a no decir malas palabras; y para los hijos la voz de mando de los
padres era primordial y se les obedecía, a la vez se disfrutaba entre amigos y vecinos con los juegos de ese tiempo "Juegos Tradicionales" como ahora se les recuerda.
En este sentido nunca las limitaciones quitaron el disfrute de aventuras infantiles que en esa época venía a alimentar el crecimiento de una mentalidad sana y sin malicia.
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