Si, parafraseando a Gaston Bachelard, la casa es el refugio de los sueños, la casa del arquitecto tiene la virtud de contener el universo de su autor, de descubrirnos sus referentes, sus pasiones y sus sueños. Por este motivo, el presente texto no se limita a arrojar luz sobre un proyecto inconcluso y tan desconocido, como es la casa de Norman y Wendy Foster en Hampstead, sino que lo utiliza como un vehículo para rastrear ideas, influencias, obsesiones e inquietudes presentes en la obra de sus autores. Pero, el proyecto de la casa de los Foster en Hampstead es, en realidad, muchos proyectos. La reconstrucción de la tortuosa evolución del proyecto, a través de sus distintas versiones, revela el método de trabajo de los Foster. Un método fundamentado en el pragmatismo, en una aproximación multidisciplinar al diseño y en la apertura de múltiples vías de exploración, que evolucionan en paralelo al resto de la producción del estudio nutriéndose de ella y, a la vez, contaminándola.