La cuarta revolución industrial con la inteligencia artificial desplaza al ser humano en un ámbito del que había sido único propietario: el pensar. El único ser que proyecta en su cerebro las cosas antes de realizarlas deja su campo a criaturas digitales de su propia creación. Da miedo. Pero si se miran las cosas positivamente, da felicidad. La inteligencia artificial para el ser humano no solamente le ahorra procesos para conectar mentalmente sucesos y situaciones sino que eleva los niveles de su capacidad de abstracción (esto lo entienden mejor los filósofos) y potencia una mayor capacidad de producción de bienes y servicios y de tiempo para que el ser humano desarrolle todavía màs su prodigioso cerebro. Para examinar implicaciones sociales de la inteligencia artificial o de la cuarta revolución industrial se han escrito estas notas.
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