"Nuestro amigo común" fue la última obra publicada (por entregas entre 1864 y 1865) por Charles Dickens en vida y quizá una de las más importantes dentro de su producción. En ella tenemos al Dickens más mordaz, más irónico y más tenebroso, haciendo gala de su irrefrenable sentido del humor, aunque tiñendo cada página de una pátina de desencanto que no pasa desapercibida. A diferencia de otras obras mucho más «ligeras», como "Los papeles póstumos del Club Pickwick" o "Barnaby Rudge", "Nuestro amigo común" es una novela oscura y algo desesperanzadora; todos los personajes, ya tengan un destino brillante o no, pasan por vicisitudes complejas y decepciones profundas.
En muchos aspectos, es una de sus obras más sofisticadas y complejas, capaz de combinar una gran profundidad psicológica con un rico análisis social centrado en la avidez por el enriquecimiento imperante en la sociedad victoriana.
Un joven heredero de la fortuna de su padre, tiene que casarse para que dicha herencia se haga efectiva. Y no le vale cualquier mujer, ha de ser una a la que ni siquiera conoce. Viaja para ello a Londres, pero antes de su llegada encuentran un cadáver flotando en el Támesis y lo identifican positivamente como el suyo, así que la herencia pasa a un obrero con consecuencias encadenadas en la sociedad y dejando al joven a su propia suerte e inventiva para conseguir el puesto que legítimamente le correspondía.
En muchos aspectos, es una de sus obras más sofisticadas y complejas, capaz de combinar una gran profundidad psicológica con un rico análisis social centrado en la avidez por el enriquecimiento imperante en la sociedad victoriana.
Un joven heredero de la fortuna de su padre, tiene que casarse para que dicha herencia se haga efectiva. Y no le vale cualquier mujer, ha de ser una a la que ni siquiera conoce. Viaja para ello a Londres, pero antes de su llegada encuentran un cadáver flotando en el Támesis y lo identifican positivamente como el suyo, así que la herencia pasa a un obrero con consecuencias encadenadas en la sociedad y dejando al joven a su propia suerte e inventiva para conseguir el puesto que legítimamente le correspondía.